Si paseamos por el ciberespacio, encontraremos muchos blogs, revistas viruales, articulos, enseñanzas y más de como ser un SUPER PADRES.
Aquí mismo, en mi blog, he podido compartir muchas veces sobre mis experiencias, las buenas y malas, algunas algo traumáticas también y los caminos por donde me llevó Dios en medio de todo eso.
Ser mamá no debería ser menospreciado, pues algunos lo menosprecian, y juzgan a quienes ejercen esta hermosa y difícil labor. Ser mamá es una tarea ardua, necesitas saber algo de administración, psicología, informática, educación, derecho, medicina, enfermería... uy!! si siguiera no terminaría.
Si midiera mi crecimiento de madre, con aquellas madres descuidadas, despreocupadas por sus hijos, medias locas, seguro me sentiría muy contenta y orgullosa por lo que he logrado. Pero cuando mido mi crecimiento o madurez como madre frente a madres A1 me siento un hongo.
Reorganizar mi vida, mi labor y mis metas como madre es una de mis preocupaciones durante este tiempo. No me comparé frente a nadie, ni medí mi vida con nadie. Sólo fuí confrontada por Dios y su Palabra, la Biblia.
En ella encuentro nuevos retos, nuevos caminos que debo recorrer, nuevos cambios que debo hacer. Mis hijos crecen, yo también. El tiempo vuela, ellos están cambiando, están aprendiendo, están creciendo. En un cerrar y abrir de ojos, volarán.
Quiero invertir en cada detalle, quiero dejarles una herencia que no se vaya y se acabe con la crisis económica mundial, que perdure con el tiempo, y aún cuando yo no esté pueda seguir y mantenerse en ellos como un sello, como una huella en sus vidas.
También estoy creciendo, estoy aprendiendo. No es nada fácil, es todo un reto, es dejar lo tuyo por lo suyo, pero en eso, muestro mi amor. Jesús dejó lo suyo, por lo mío y me mostró su amor. No hubo amor más grande, ni lo habrán jamás.